Palas de Rei a Arzúa

11 de Junio de 2013

Esta mañana en nuestra "suite" del albergue de Palas de Rei nos despertamos con nuestros propios medios, no con todo el follón de la tropa, salimos poco antes de las ocho y fuimos a desayunar a La Cabaña, un pequeño complejo hotelero muy bonito construido todo en madera donde habíamos cenado anoche, luego iniciamos el camino del día que seguía con el entorno igual al de estos últimos días. Unos pueblos siguen con el espíritu ganadero, aunque el olor cuando pasas por ellos no es como el de antes sino que es más artificial y mucho más desagradable, podemos imaginar porqué. Otros pueblos muy en el camino con sus bares y restaurantes. Algunos con sus pequeñísimas ermitas con sus cuidados cementerios al lado, en cuanto a los típicos hórreos, en algunos de ellos han sustituido las paredes de tablas de madera por ladrillos por lo que quedan con un aspecto mucho más feo. Algu
nos de los pueblecitos que hemos pasado hoy han sido Pregontoño, A Peroxa, Calle, Salceda, O Xen, Santa Irene y A Rúa.
Nos hemos encontrado nuevamente con el profesor de Raquel, con su nueva colección de flores del día y Luis se ha hecho una foto con él de recuerdo.
Desde que salimos de Sarria hay muchos más peregrinos y/o caminantes/paseantes que anteriormente, pocos ratos hemos podido hacer solos el camino, la razón es porque Sarria está a poco más de 100 km. de Santiago y si completas esa distancia ya se consigue la Compostelana.
Hemos entrado en un bar para tomar un bocado y el dueño se ha ofendido mucho porque le pedíamos la carta de precios porque no los tenía a la vista, primero se preocupaba mucho porque no descargábamos las mochilas (sabe de sobra que una vez las sueltas te piensas lo de volver a ponértelas) y luego nos dijo que comiésemos primero y si no nos gustaba que no se lo pagásemos, le hemos explicado que tras 700 km. nos habíamos encontrado con verdaderos abusos, pero no ha querido entenderlo por lo que nos hemos despedido educadamente y nos hemos marchado sin tomar nada.
Hemos comido en Melide y como no habíamos probado todavía el pulpo, antes del menú hemos pedido una ración, no estaba mal pero nada que ver con el que hace mi cuñada Gene. A Luis no le sentó muy bien, pues bebió bastante agua después de comer y dicen que el agua y el pulpo no se llevan bien, (yo creo que el pulpo con tanta agua revive, Ja, Ja)
Por la tarde nos estuvimos cruzando un par de veces con una familia italiana, el hombre llevaba su mochila en un carrito que arrastraba y se podía llevar también a la espalda, un práctico artilugio, (y Luis se rió de mí un día que le comenté lo de que sería buena cosa una mochila con ruedas), el hombre en cuestión era muy escandaloso, se le oía ya desde lejos y tuvimos la mala pata de que por segundos ocuparon las dos últimas plazas del albergue municipal de Ribadiso de Baixo que era una bonita casa de piedra  justo al lado del puente romano con su río y su pradera, en fin ¡cosas del camino!
Seguimos cuatro km. más hasta Arzúa, total ¿qué son 4 km. más para nosotros?, allí nuevamente nos encontramos a nuestros tres amigos granadinos que nos vieron mirando la guía para buscar alojamiento y nuevamente nos echaron un cable recomendándonos una pensión en la que ellos habían estado una de las veces que hicieron el camino, porque de nuevo los albergues estaban llenos. Por suerte en la pensión solo les quedaba una habitación que fue la que pillamos. Dejamos las cosas y bajamos a una confitería (me encanta lo de "confitería") que yo ya le había echado el ojo, yo me tomé un bollo con chocolate y Luis solo quiso una menta poleo porque todavía tenía el pulpo nadando en el estómago. Estuvimos hablando con la chica de la confitería y nos estuvo contando cosas como que existe un camino que ella descubrió que es "el camino de invierno" que poca gente lo conoce y nos lo recomendaba. Nos preguntó si pensábamos ir a Finisterre y a Muxía y le dijimos que lo estábamos pensando porque nos apetecía ir, nos aconsejó que fuésemos en autocar ya que la ruta no merecía la pena y el autocar pasa por sitios muy bonitos, según contaba, ese camino lo habían creado los franceses para ir a tomar vino a Finisterre.
En Arzúa nos encontramos a los dos hombres de Cáceres, que cuando los vimos en Sarria chuleaban de velocidad, también vimos a Koro que estaba con Tere y decían que posiblemente mañana harían toda la ruta seguida de los 38 km. hasta Santiago.
Km. de hoy: 29,52

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