Larrasoaina a Zabaldika

11 de Mayo de 2013

Calculamos que el 95% de los que estos días están haciendo el camino son extranjeros, en los albergues cenan y duermen muy pronto, por aquí los llaman "tour-peregrin". El albergue de Larrasoaña sucio y pequeño, lo hemos dejado con mucho gusto a las 8:30, la intención prevista era llegar a Huarte y quedarnos allí, a 5 km. de Pamplona. El camino ha sido totalmente llano hemos hecho los cinco km. sin apenas darnos cuenta, hemos pasado Akerreta, Zuriain, Irotz y en Zabaldika hemos encontrado un pequeño desvío que indicaba una ermita y un albergue, hemos dudado si subir o no, finalmente hemos optado por hacerlo ya que seguimos con la idea de ir sin prisa y parándonos donde creemos merece la pena. Hemos visitado la ermita y nos han invitado a tocar la campana más antigua de Navarra. Nos ha gustado tanto elsitio y la paz que trasmitía que hemos decidido quedarnos. Es un albergue que llevan cinco monjas de Sagrado Corazón y que en abril reformaron por completo. En todos los albergues está él o la hostelera que en esta ocasión es una chica joven, Vanesa, muy simpática. A diferencia de los anteriores albergues, éste es a través de donativos y comprende además de hospedaje, cena y desayuno. Está todo impecable y limpio y la acogida ha sido genial, puesto que está un poco fuera del camino y de momento sin mucha afluencia nos han dado una habitación para nosotros solos, nos han ofrecido la cocina con acceso a las "viandas" y hasta hemos puesto una lavadora. Hemos coincidido con Roberto un norteamericano que ya había hecho un par de partes del camino y ahora iba por la tercera y con Julia de 70 años que había sido hostelera, que son las personas que están en algunos albergues como voluntarios. Ha sido una interesante conversación en la que nos ha contado algunas de sus experiencias con los peregrinos, alguna de ellas muy emotivas. También nos ha recomendado albergues, lo que nos puede ser mu útil visto lo visto.
La mañana nublada pero con buena temperatura y la tarde soleada, ideal para disfrutar tranquilamente el entorno.
Los últimos en llegar fueron Peter y su hija de 17 años Briget, holandeses. La cena fue comunitaria y muy amena porque también se sumaron dos chicas más de la Asociación de Hospederos voluntarios como Julia, que habían ido a ver el nuevo albergue. Eramos nueve personas cenando y la conversación transcurrió alternando entre español e inglés, sólo tres personas no sabíamos hablar inglés, yo aprendí mucho y me lo pase muy bien porque algo pillaba. Las cinco monjas majísimas y muy al día, todas hablaban también inglés menos una de ellas, nada que ver con la idea que yo tenía de las monjas de hace tiempo. Antes de irnos a dormir nos invitaron a una pequeña oración en la ermita por los peregrinos a la que todos aceptamos, nada que ver con la forma de rezar de toda la vida, parecía mas bien un grupo de yoga o meditación, con cojines en el suelo para quien quisiese, velas y música, eso sumado a que era es espacio de arriba de la ermita  donde se pone el coro o está el órgano. Se creó un ambiente muy agradable en el que todos participamos comentando un poco nuestra motivación en el camino.
Para mí ha sido un día de auténtico camino tanto exterior por todas las cosas bonitas que he visto, como interior por la experiencia compartida.

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